El complejo laberinto del homeschooling en España
En España, educar a los hijos fuera de las aulas es un camino lleno de obstáculos. A diferencia de Portugal, que regula el ensino doméstico, o de la flexibilidad normativa en Estados Unidos y Australia, el marco jurídico español sitúa esta práctica en un terreno difuso: la alegalidad. Aunque la Constitución no la prohíbe explícitamente, la interpretación de la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE) vincula este derecho exclusivamente a la escolarización formal, lo que convierte la enseñanza en el hogar en una prohibición tácita.
El debate sobre los límites de la autoridad parental frente a la tutela del Estado se ha reavivado tras un polémico caso en Italia, donde el Tribunal de Menores retiró la custodia a una pareja angloaustraliana que vivía aislada en un bosque con sus hijos, sin contacto con el sistema escolar. En España, las autoridades suelen alinearse con esta visión protectora, sosteniendo que la falta de escolarización constituye un incumplimiento de los deberes parentales y un riesgo para la integración social de los hijos.
Pese a la presión institucional, existen familias que defienden la validez pedagógica de este modelo. Algunas apuestan por un aprendizaje vivencial, basado en la experiencia directa y el entorno. Sin embargo, esta elección ha llevado a algunos padres al banquillo de los acusados por presunto abandono de familia. No obstante, muchos casos acaban en absolución al demostrarse que los menores se encuentran académicamente atendidos, el proceso judicial supone un desgaste profundo para el núcleo familiar.
Otras familias, para evitar estos riesgos, recurren a escuelas online extranjeras y al apoyo de profesores particulares. No obstante, no todos los procesos terminan de forma favorable; recientemente, en Galicia, se han impuesto multas tras detectarse carencias en la formación. Según la Valedora do Pobo, estos casos están saltando la vía administrativa para resolverse directamente por la vía penal, lo que endurece las consecuencias para los progenitores.
Para quienes buscan una opción a distancia dentro del sistema oficial español, la única alternativa es el Centro para la Innovación y Desarrollo de la Educación a Distancia (CIDEAD). Su acceso es muy restringido y se reserva a colectivos específicos, como deportistas de élite, alumnos de conservatorio, familias itinerantes o residentes en el extranjero. Actualmente, este centro atiende a unos 960 alumnos en Primaria y ESO, 350 en Bachillerato y algo más de 1.000 en Formación Profesional.
A falta de una normativa específica, el homeschooling seguirá siendo un fenómeno minoritario y bajo sospecha en España. Mientras las familias reclaman una regulación que garantice la libertad de enseñanza, las instituciones se mantienen firmes en la escolarización presencial como pilar fundamental para garantizar la socialización y el control de los estándares educativos. El conflicto refleja una tensión latente entre la tradición normativa del Estado y las nuevas corrientes de crianza que buscan alternativas al modelo convencional.

José Manuel Suárez Sandomingo
Presidente de la Asociación Profesional de Pedagogos e Psicopedagogos de Galicia


