AYUDARLES A ESTUDIAR EN SECUNDARIA
Es cierto que los hábitos de estudio se deben comenzar a desarrollar en Educación Primaria y deberían estar consolidados de una forma autónoma en Educación Secundaria. Es cierto que al finalizar ESO deberíamos encontrarnos con estudiantes que puedan alcanzar un buen desempeño escolar gracias a los hábitos y estrategias que son capaces de poner en juego a lo largo de los cursos académicos, pero esto no siempre es así. Sabemos que una parte importante del desarrollo de estas habilidades es responsabilidad de la escuela y otra parte corresponde a las familias. En este caso nos ocuparemos de aquello que pueden hacer los padres complementando a la escuela.
El trabajo diario
Si durante la Educación Primaria hemos tenido dificultades para establecer horarios y rutinas diarias de estudio ya es momento de hacerlo. Todos los alumnos diariamente tienen alguna tarea que hacer, bien porque se las han puesto los profesores, bien porque próximamente tienen un examen, una lectura de un libro o una entrega de un trabajo, o bien porque es necesario poner en orden algunos materiales y darle un repaso a conceptos y ejercicios, tanto realizados como los que se van a realizar. Ese tiempo de trabajo diario se debe complementar con otras actividades, pero siempre adaptándolo a las condiciones y cualidades del niño. Hay alumnos capaces de abordar en ESO dos o tres actividades extraescolares y luego establecer un horario de trabajo escolar y cumplir y hay otros a los que sólo la tarea escolar ya los apabulla. Por ello debemos tener muy presentes las cualidades y características del niño, así como sus preferencias y establecer con él su rutina diaria. Sus estudios deben ser uno de los aspectos más relevantes, y en esto los padres debemos ser inflexibles. No valen disculpas en el día a día para saltarse las rutinas. Como padres, no debemos dejarnos llevar por el cansancio que provocan estos pequeños conflictos diarios.
El orden y la organización
Otro de los aspectos que debería educar la familia es el orden y organización en general, prestando también atención a este aspecto en los estudios. Es necesario crear rutinas para que preparen adecuadamente sus mochilas, lleven todos los materiales necesarios al centro educativo, mantengan en orden los ficheros y carpetas. Además, anoten diariamente en sus agendas u otros dispositivos sus tareas y planifiquen adecuadamente sus trabajos. En ESO estos temas suelen generar bastante enfrentamiento entre padres e hijos, pero no por ello debemos dejar de hacerlo a diario. Debemos ser firmes en el orden de su espacio de trabajo y de sus materiales de estudio, será la condición primera para ponerse a trabajar.
Ayudar a estudiar. La emoción y el rendimiento escolar
Si los jóvenes reclaman nuestra ayuda, sin duda debemos estar presentes y debemos dársela con generosidad, será beneficioso para ellos. Pero si esa ayuda no es reclamada por ellos, y somos nosotros los que queremos ejercer el control, provocando conflictos y enfados, entonces es recomendable que deleguemos esta función en otras personas de las que acepte la ayuda. Está contrastada la influencia que sobre el rendimiento escolar tienen los aspectos emocionales en los jóvenes generados por los mensajes y expectativas que los adultos que lo rodean, profesores y padres, les transmiten a diario. Este aspecto emocional debería ser cuidado por las familias, ayudando así, al joven, a desarrollar una imagen ajustada de sus posibilidades, y estimulando el desarrollo de estrategias que le permitan enfrentar los problemas y los fracasos de un modo resolutivo. Los padres deben reforzar todos aquellos patrones de conducta considerandos como adecuados para acercar al estudiante al éxito educativo, dejando de reforzar, a través de enfados, aquellas conductas propias del fracaso. Fomentar un equilibrio emocional en nuestros hijos a la hora de encarar cualquier tarea académica, le permitirá, sin duda, encontrar soluciones adecuadas que a su vez actuaran como un estímulo de la motivación y el interés. A veces pretendemos despertar la voluntad de nuestros hijos con riñas, castigos y enfados, y el resultado, suele ser, sino se compensa, un camino directo hacia el fracaso escolar.
Dolores Armas Vázquez
Psicopedagoga
Colaboración dominical especial de la Asociación de Pedagogía de Galicia “APEGA” con Carriola de Marín