Casi uno de cada tres estudiantes califica la comida del colegio como mala o muy mala
El comedor escolar es mucho más que un plato de comida. Así lo señala la ONG de Infancia y Educación Educo en su informe realizado con la colaboración del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 Comer en el cole: alimentación, educación y equidad. La visión de niñas, niños y adolescentes sobre el espacio comedor, y en la campaña que acaba de lanzar, Espacio Comedor 5 Estrellas, tras la encuesta realizada a más de 1.600 adolescentes de entre 12 y 18 años de toda España.
Aunque el 94,5% reconoce que el comedor escolar aporta beneficios, destacando la conciliación familiar (47,6%) y la socialización y la creación de amistades (38,8%), la valoración media del espacio apenas alcanza un 3 sobre 5. “Es preocupante que, después de más de mil comidas a lo largo de la Primaria, el espacio comedor no reciba una valoración más positiva. Esto nos dice que hay un amplio margen de mejora”, subraya Pilar Orenes, directora general de Educo.
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Para la ONG, el espacio comedor es parte del derecho a la educación; es un lugar que educa, protege y enseña a convivir que debería formar parte del proyecto educativo de los colegios y dejar de ser tratado como un servicio complementario y desvinculado muchas veces de las normas del centro.
Sin embargo, los resultados de la encuesta muestran importantes carencias. En materia de alimentación, aunque la mayoría considera que la comida es saludable y variada (83,6% y 83,5%, respectivamente), solo uno de cada tres estudiantes la califica como buena o muy buena (34 %) –un 27 % la tacha de mala o muy mala, mientras que la mayoría (39 %) la califica como aceptable (ni mala, ni buena)—. Muchos niños y niñas critican el sabor (35,7 %) —“La comida era poco apetitosa, sabía todo igual” Andrés, 14 años, Andalucía —, y la temperatura inadecuada (32,2 %) —“La comida era muy procesada, como si llevara mucho tiempo ahí”, comenta Pablo, 14 años, Andalucía— o las raciones insuficientes (el 26, 6 %): “Salía con hambre. Las raciones eran ridículas”, afirma Adriana, 16 años, Madrid. Otros muestran su preferencia por la comida elaborada en el propio centro, frente a la que llega de catering.
Para la inmensa mayoría, lo mejor del espacio comedor es poder jugar y estar con los amigos y amigas (90,5 %): “Estaba deseando quedarme en el comedor para poder jugar después”, dice Helen, 12 años, Asturias. Sin embargo, el alumnado denuncia la existencia de demasiadas normas y castigos: el 56 % afirma que se queda sin patio si no come suficiente y el 27 %, que tiene que comer deprisa. Tan solo el 4 % de los chicos y chicas afirma que en su comedor no existía ningún tipo de castigo al no cumplir las normas marcadas.
La figura de las monitoras y monitores es clave en la experiencia y vivencia del comedor escolar. Chicos y chicas coinciden en valorar su papel y reconocen que no es fácil gestionar la comida, los tiempos, la convivencia y los conflictos, pero piden mejor trato. Entienden la necesidad de reglas, pero que sean justas. La paciencia destaca como la cualidad más apreciada (un 51 % cree que es fundamental), seguido de hablar con calma y sin gritos (43 %), la simpatía (33 %) y el respeto (32 %). Entre sus tareas, valoran que les motiven a comer (32 %) y les ayuden a resolver los conflictos (29 %). “Los monitores y monitoras hacen una labor fundamental y compleja, pero los niños y niñas piden más acompañamiento y educar siempre en el buen trato. Paciencia, respeto y diálogo deben estar en el centro”, apunta Orenes.
El alumnado pide juego libre y poder ejercer su autonomía. Un 64,8 % valora tener tiempo no estructurado y poder elegir a qué jugar y un 53,8 % poder elegir con quién jugar. Sin embargo, la investigación muestra que uno de cada seis estudiantes se siente solo o excluido en este espacio: “Es muy triste sentirse solo y sentirte invisible”, cuenta Jordi, 15 años, Cataluña. Otros, ni siquiera tienen la oportunidad de vivir el espacio comedor de forma alguna: chicos y chicas hablan con claridad sobre la insuficiencia de becas y la injusticia que representa para quienes no pueden permitírselo: “Hay personas que necesitan mucho las becas, pero no se las dan. Entonces, si tú ves que alguien lo necesita, pues dale la beca”, comenta Laura, 14 años, Madrid.
La encuesta también recoge las opiniones en cuanto a la participación infantil que se puede ejercer en este espacio. Aunque el patio del recreo de comedor es uno de los pocos momentos del día en el que niños y niñas pueden decidir por sí mismos, la inmensa mayoría (94,7 %) considera que se debería escuchar más su opinión. “Que cuenten con la opinión de los niños para organizar sus vidas y debatir si sus ideas son buenas o no”, dice Martín, 15 años, Galicia. Para Educo, que ha trabajado ya con 30 centros promoviendo la participación en el diseño del espacio comedor, esta es una oportunidad para darle protagonismo a la infancia y construir ciudadanía desde la escuela.
Por todo ello, Educo pide a las administraciones públicas que avancen hacia un modelo de “Espacio Comedor 5 Estrellas” que sea universal y gratuito, integrado en el proyecto educativo, saludable y sostenible, con infraestructuras adecuadas y donde la voz de la infancia sea escuchada. Asimismo, reclama que se reconozca el rol educativo del personal, que cuente con suficiente formación, incluyendo la formación en buen trato y protección de la infancia, y con condiciones laborales dignas. “Un comedor de calidad no es un gasto, es una inversión en educación y bienestar de la infancia, y en igualdad de oportunidades”, concluye la directora general de Educo.
Demandas de Educo a corto plazo
- Que las Consejerías de Educación, en alianza con el Ministerio de Educación, impulsen de forma decidida la inclusión del espacio comedor en el proyecto educativo de los centros escolares, garantizando los medios necesarios para ello: formación del personal docente, equipos directivos y personal de comedor; mejora de las infraestructuras.
- Que se establezca el calendario de inversiones necesarias para alcanzar el comedor universal y gratuito, priorizando que todo el alumnado en riesgo de pobreza o exclusión tenga el próximo curso acceso gratuito al comedor escolar. De acuerdo a la estimación de Educo, la inversión necesaria para cubrir anualmente el espacio comedor para todo el alumnado de Infantil, Primaria, Secundaria y Educación Especial sería de al menos 6.196 millones de euros.
- Que las Consejerías de Educación, en alianza con el Ministerio de Educación, refuercen la implantación de la figura del/a Coordinador/a de Bienestar y Protección en los centros educativos, asegurando que incluyen entre sus funciones la convivencia positiva en el espacio comedor.
- Que las Consejerías de Educación establezcan, en alianza con los ministerios vinculados, indicadores de cumplimiento del Real Decreto 315/2025 para el fomento de una alimentación saludable y sostenible en centros educativos, para evaluar su cumplimiento efectivo y valorar futuras ampliaciones para incrementar su impacto.
Fuente: Magisnet