Niños superdotados
La gran mayoría de los niños superdotados no han sido identificados. La psicóloga especializada en superdotación Linda Kreger Silverman, sostiene que la gran mayoría de los niños con alta capacidad en el mundo están ocultos. Son los “superdotados invisibles” de los que habla en su libro “Giftedness 101, The Psych 101 Series”.
Los conceptos de Altas Capacidades y Superdotación ya no resultan desconocidos para la mayor parte de la población, sin embargo, aún quedan muchos niños por diagnosticar. Y es que el 90% de los alumnos superdotados (129.498 alumnos) se encuentran sin identificar (Estadísticas MECD Curso 2017/2018). Por este motivo, no pueden ser atendidas sus necesidades educativas en los distintos centros educativos a los que pertenecen.
En la sociedad en la que vivimos, si alguien se pone a pensar en una persona con altas capacidades o con superdotación intelectual, la primera imagen que probablemente le vendrá a la cabeza será la de un niño con buen comportamiento en las aulas y notas excepcionales. Seguramente, muchos pensarán que a nivel social no tiene muchos amigos, ya que su alta capacidad intelectual es “compensada” con una baja inteligencia emocional. Y es que la figura del “empollón” ha hecho mucho daño a la hora de generalizar y, por qué no decirlo, estigmatizar lo que entendemos por características personales y académicas de los superdotados.
Para reconocer tenemos que conocer en primer lugar, saltar a lo desconocido y dejarnos caer con muchas preguntas, ya que, como dijo Albert Einstein, “La mente es como un paracaídas, sólo funciona si se abre”, o como explicaba acertadamente Aristóteles, “El ignorante afirma, y el sabio duda y reflexiona”. Asimismo, el miedo a lo desconocido parece algo inherente al ser humano, pero como argumentaba Marie Curie, “Nada en este mundo debe ser temido… solo entendido. Ahora es el momento de comprender más, para que podamos temer menos.” Por todo ello, debemos abandonar dichos prejuicios o aquellos criterios diagnósticos que limitan lo que significa ser superdotado o tener altas capacidades intelectuales.
Los niños superdotados invisibles o el “yo no lo veo”
Resulta especialmente peligroso no conocer el funcionamiento cerebral de las personas con altas capacidades, ya que se pueden cometer falsos diagnósticos. Esto resulta sumamente complicado a la hora de atender las necesidades de estos niños superdotados. Y es que el cerebro de una persona con altas capacidades o superdotación es un cerebro inquieto, curioso, lleno de energía, excitado; es un cerebro absorbente que puede llegar a focalizarse, incluso de forma obsesiva, en un tema; es un cerebro que desborda sensibilidad e irradia una energía intensa a su paso; es un cerebro que puede llegar a desconectar, para no caer en el aburrimiento, y viajar a mundos imaginarios; es un cerebro que puede percibir una realidad aumentada en cuanto a olores, sonidos y sabores… es un cerebro creativo lleno de posibilidades, muy lógico, ingenioso y que puede sorprender en las conversaciones con comentarios ocurrentes… No tiene TDAH, no tiene Asperger, no es “demasiado intenso” ni especialmente “quisquilloso” con la comida, no es una persona “fría”, ni “va de listo”.
No es un “bicho raro”, es un “bicho diferente”.
Es un cerebro de una persona que a lo mejor no devora libros ni destaca académicamente (o sí), que le encanta el deporte (o no), que tiene o no tiene amigos, que es extremadamente sensible, aunque no lo parezca. Es (son) muchas cosas.
Sin duda sí es un cerebro incomprendido, pero esto se puede cambiar, ya que es un cerebro diferente. Y por ello, un niño superdotado puede aburrirse en clase y tener comportamientos disruptivos, sacar malas notas, sufrir acoso escolar y no desenvolverse socialmente, pero no por una incapacidad de base, sino por las consecuencias que produce la mirada obtusa y llena de prejuicios de los demás. Una mirada que provoca que estas personas intenten ocultarse, ajustarse, limitarse a un perfil normativo de “cómo hay que ser en esta sociedad”.
Pero estos no son los únicos factores que invisibilizan el potencial de estos niños.
El nivel socioeconómico, en relación con la posibilidad de ofrecer un entono que permita estimular y desarrollar sus capacidades, dificulta en gran medida la identificación de los superdotados en los entornos más desfavorecidos. Las discriminaciones de género provocan que las niñas superdotadas camuflen sus capacidades, en mayor medida. Incluso la orientación sexual influye en la identificación, siendo los homosexuales superdotados los más invisibilizados (Friedrichs, 2012).
Asimismo, las diferencias en la personalidad respecto al espectro de introversión-extroversión afectan a su identificación. Se ha visto que el sistema educativo premia más a los superdotados extrovertidos que a los introvertidos (Cain 2012; Olsen Laney, 2002).
Otra dificultad en la identificación se plantea cuando la persona superdotada tiene, además, dificultades de atención o aprendizaje, no obteniendo los resultados esperados en los test de inteligencia.
Muchos pensarán que los superdotados cuentan con una gran ventaja a la hora de sacar buenos resultados académicos, y es cierto que así ocurre en los primeros cursos. Pero, sin la ayuda ni la atención que necesitan, aprenden una lección que resultará devastadora para su futuro, llegarán a pensar que se pueden obtener buenos resultados sin esforzarse (Rimm, 2009), lo que degenerará en la carencia total de hábitos de estudio, obviarán la ley del esfuerzo, y todo ello terminará en el conocido fracaso escolar de muchos superdotados. De hecho, en España, El 50% de los superdotados abandona la escuela con fracaso escolar (Alumnos Superdotados, Precoces y de Altas Capacidades Ministerio de Educación y Ciencia). Además, a este fenómeno podemos añadir la presión externa y exigencia que existe ante estos niños por sacar resultados brillantes y que destaquen. Esperamos que obtengan unas puntuaciones muy altas y alcancen un éxito profesional por el hecho de ser más inteligentes y tener ese potencial, pero cada uno es libre de elegir si llegar o no a lo más alto de su potencial profesional. Esto puede afectar negativamente a la autoestima al no alcanzar dichas expectativas, y afectar profundamente a la motivación, además de que se cuestionen si realmente poseen altas capacidades o no.
La realidad intensa y diferente de los niños superdotados
Howard Gardner, dentro de su modelo de Inteligencias Múltiples (1983), usó el término Inteligencia Intrapersonal para referirse a la “capacidad para la introspección, autocomprensión, es decir, la capacidad para conocernos mediante autoanálisis”. Reconocer emociones, diferenciarlas, comprenderlas, manejarlas y usarlas para interpretar y regular la propia conducta a la hora de solucionar problemas.
Daniel Goleman definió la inteligencia emocional como “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones”. Ahora bien, ¿Qué pasaría si nuestra realidad emocional estuviera aumentada?
Según Leta Hollingworth, el 90% de los niños superdotados tienen una sensibilidad muy alta.
La psicóloga francesa Jeanne Siaud-Facchin, afirma que “los superdotados no solo son esos seres dotados de una inteligencia aguda e hiperactiva. También son personalidades con una sensibilidad extrema, con una reactividad emocional hipertrofiada. Sorprendentemente hiperestésicos (todos los sentidos están desarrollados), los superdotados perciben lo que ha escapado a los otros, entienden lo que no se ha comprendido, ven lo que los demás no verán jamás, oyen lo que nadie ha oído nunca…”
El psicólogo y psiquiatra Kazimierz Dabrowski asegura que estos niños “tienen una capacidad de emocionarse profundamente. Desarrollan fuertes vínculos con personas, lugares y cosas. Debido a su intensidad emocional, a menudo son acusados de ser melodramáticos. Sin embargo, las emociones que sienten son reales. Para ellos un grano de arena es realmente una montaña”.
Hay que matizar que no todos los superdotados son altamente sensibles y no todas las personas altamente sensibles (PAS) son superdotadas (Elaine Aaron, 2004).
Para hablar de Superdotación y Sensibilidad tenemos que hacer mención especial a la “Teoría de Desintegración Positiva” de Kazimierz Dabrowski. Él pensaba que las reacciones emocionales ante los estímulos son una variable clave para el desarrollo y el crecimiento personal y que la ansiedad y tensión (desintegración) son necesarias (positivas) para el desarrollo. Las reacciones emocionales, por tanto, pemitirían servir de guía a la hora de desarrollar la personalidad. Con ello se entiende que, la sobre excitabilidad (OE) o experiencia fisiológica aumentada de los estímulos, resultante del aumento de la sensibilidad neuronal, favorece el desarrollo del individuo. En este sentido, describió cinco sobre excitabilidades:
- Psicomotora: exceso de energía, física o mental. Deseo de moverse, inquietud, impulsividad, distracción, habla rápida…
- Sensitiva: experiencia perceptiva exacerbada en los diferentes sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto).
- Imaginativa: imágenes vívidas, sueños, metáforas, fantasías. Esto puede dificultar la atención en contextos académicos que utilizan métodos educativos repetitivos, al no incentivar la creatividad e imaginación.
- Intelectual: necesidad de buscar el entendimiento y la verdad, de adquirir conocimientos, analizar y sintetizar (Dabrowski & Piechowski, 1977; Piechowski, 1979, 1991.
- Emocional: reacciones emocionales exacerbadas, intensas, facilidad para identificar las emociones de los demás y conectar a nivel profundo con personas, lugares o cosas.
No sólo hay que entender esta teoría de forma cuantitativa. En palabras del propio Dabrowski: “aquel que manifiesta varias formas de OE, ve la realidad de una manera diferente, más fuerte y desde más puntos de vista” (Dabrowski, 1972).
El niño superdotado captará una realidad diferente a la de las personas de su edad, y no por entender simplemente “más cosas” que el resto, sino por procesar la información de una forma distinta. Y esto no atañe sólo a la percepción del propio superdotado, sino a su inquietud con respecto al mundo. Los temas que le resulten interesantes a niños superdotados no serán los mismos que los de su edad. Esto no tiene por qué ocurrir siempre, ya que, si no se le proporciona un ambiente estimular enriquecido, su curiosidad puede apagarse y verse reducida a jugar con la Tablet, por lo que las altas capacidades de este niño serían más invisibles a ojos de los profesores, que un niño que pregunta en clase, por ejemplo. Y, por supuesto, las inquietudes intelectuales no sólo tienen que estar dirigidas hacia las asignaturas del colegio o a los campos de conocimiento más tradicionales. Una persona superdotada o con altas capacidades puede tener curiosidad por los fenómenos naturales que intervienen en la formación del arco iris, o plantearse cómo ser youtuber famoso estudiando el posicionamiento, el contenido y el propio algoritmo o la forma más adecuada de expresarse, etc., para conseguir, así, más visitas. O puede pasarse horas en un debate existencial acerca de la sensibilidad de los árboles.
Pero todo ese mundo estimular tan excitante y lleno de inquietudes puede provocar una sensación de frustración a la hora de focalizar o concentrarse en una única meta. Por desgracia, la “tangencialidad” en las ideas puede interpretarse como despuntes de despistes que se salen del camino habitual donde existe un comienzo y un final claro. Parece instaurado que las personas tenemos que saber lo que queremos hacer y centrar todas nuestras energías en ello, y de esta forma, está construido el mundo en el que vivimos. Sin embargo, en una persona superdotada, las inquietudes se multiplican, y ya no sólo hay más de dos carreteras que pueden llevar al mismo destino, sino múltiples carreteras y múltiples destinos.
Pongamos un ejemplo sencillo al respecto: a Juan le gustan los caramelos de limón y a Alberto los de limón, fresa, melocotón, mango, naranja, etc. y no sólo eso, es que lo saborea más intensamente, su percepción del sabor está intensificada. Puede parecer que Alberto no sabe tanto lo que le gusta como a Juan porque lo mismo hoy le cuesta decidirse entre la fresa y el limón. Bueno, pues Alberto ya no es un niño, y le piden que escoja una carrera, que elija sus planes de ocio, que intente disfrutar del estímulo del momento sin pensar en los que no están o los que están alrededor. Podemos pensar que Alberto está disperso, y que tiene “demasiadas” cosas en la cabeza. O podríamos pensar que no son demasiadas. Podríamos pensar que se puede saltar de un estímulo a otro sin necesidad de dedicarle más tiempo, por ejemplo. Pero tal funcionamiento tiene sus consecuencias negativas al chocar con una forma de concebir la realidad diferente: “-Alberto, te estaba hablando” “-Alberto, no seas tan exigente, el trabajo en el que estás está bien” “-Alberto, decídete por un proyecto” “-Alberto, ¿dónde estás?” Alberto está en varios sitios y no significa que no esté en ninguno. ¿No es el desorden un orden diferente desconocido hasta el momento? Por cierto, son múltiples los casos de “genios sumamente desordenados”.
Pero… ¿y si las empresas favorecieran el cambio de empleo o proyecto al año, si las carreras universitarias duraran dos años, y si ese “aprendiz de mucho maestro de nada” pudiera ser maestro de muchas cosas, pero a un nivel diferente?
Ya hemos comentado que esa sobre excitabilidad intelectual puede ser erróneamente tildada de déficit de atención y dispersión, cuando en realidad, estas personas pueden llegar a un nivel de concentración muy por encima de la media, y obsesionarse con temas específicos llegando al máximo nivel de detalle.
El mundo es un “cocktail” de muchas cosas y no tiene por qué presuponerse que cada una tiene menos valor por la existencia de las demás. Y sí, eso trae consecuencias no siempre positivas; y los despistes, la dificultad para elegir el campo profesional, de atender a un único estímulo, la falta de motivación, etc.… son un claro ejemplo de ello. A esto hay que sumarle el impacto de las nuevas tecnologías y la recompensa estimular a corto plazo derivada de su uso. Tanto a niños como a adultos, en general, superdotados o no, les cuesta cada vez más atender a un único estímulo o esperar una recompensa a largo plazo. ¿Por qué estar dos horas seguidas centrándonos en la lectura de un libro cuando se pueden hacer varias cosas a la vez mientras lo leemos, como mirar el tiempo, una nueva app, hablar con un amigo, etc.?
Los niños superdotados y la creatividad
Seguramente nos hayamos sorprendido en alguna ocasión con un comentario “poco corriente” de un niño, que considerábamos, muy inteligente. Esos comentarios tan “ingeniosos” no son producto de una “chispa” momentánea en forma de idea peregrina que aparece mágicamente en la mente del superdotado. La creatividad es mucho más compleja y requiere de unos procesos, además no sólo cognitivos, que permiten entender el enorme potencial creativo de los niños superdotados.
Davidson & Sternberg (1984) subrayan que “los niños superdotados son muy buenos codificadores para utilizar la información que necesitan para resolver un problema concreto en un momento determinado, son rápidos para darse cuenta de la información que no es necesaria y la ignoran con facilidad; suelen ser también muy habilidosos para realizar las conexiones pertinentes y automatizarlas; suelen disponer de estrategias para escapar de la información superflua e inventan procedimientos que les capacitan para aprender otras estrategias nuevas; los superdotados pueden discernir lo que es importante e invierten el tiempo necesario para planificar globalmente la tarea con el fin de ser rápidos y eficaces en la solución de los problemas o actividades”. Es decir, en el pensamiento creativo intervendrían los siguientes procesos mentales:
-Codificación selectiva. Es la habilidad para separar la información relevante cuando solucionamos un problema novedoso, de la irrelevante.
-Comparación selectiva. Se refiere a la capacidad para relacionar la información nueva con la previamente almacenada que es relevante para solucionar el problema.
-Combinación selectiva. Es la habilidad para relacionar la información almacenada selectivamente y compararla con la almacenada en la memoria de trabajo. Exige establecer conexiones de manera novedosa y útil entre informaciones que parecen disonantes. (BERMEJO, CASTEJÓN & STERNBERG, 1996; BERMEJO, STERNBERG & PRIETO, 1996; STERNBERG, 1985A).
Cabe mencionar que, estos autores, no sólo relacionan la creatividad con los procesos intelectuales, también intervendrían el conocimiento base, los estilos intelectuales, los rasgos de personalidad, la motivación y el contexto. De hecho, una mente inquieta puede desmotivarse y “dormirse” si no se la estimula, a pesar de la curiosidad y la capacidad de relacionar conceptos.
Culturalmente, el ser humano ha concebido en relación de oposición conceptos que no lo son: mente vs. cuerpo, genes vs. ambiente, racional vs. emocional, ciencia vs. arte, pensamiento lógico vs. pensamiento divergente (Guilford, 1967) o lateral (De Bono, 1970)… Estas dicotomías han ido tejiendo una mullida maraña de prejuicios de los que, a veces, es difícil salir o donde nos dejamos caer por comodidad. Howard Gardner (1983) ya nos habla de Inteligencias Múltiples, pero en los testes clásicos se centraban en medir mayoritariamente lo que él denomina Inteligencia Lógico-Matemática. Es decir, hasta hace relativamente poco, se pensaba que la inteligencia era principalmente la capacidad de razonamiento formal para resolver problemas relacionados con los números y las relaciones que se pueden establecer entre ellos, así como para pensar siguiendo las reglas de la lógica. Procesos muy utilizados en las matemáticas y otros campos científicos, tales como el razonamiento inductivo, deductivo, capacidad de abstracción. Así que al superdotado que le encante las matemáticas le vamos a percibir rápidamente. Pero al “ocurrente” de clase con sus comentarios fuera de lo normal, incluso “raros”, a los mejor, nos pasa desapercibido. También el que pinta o se le da bien la música, a pesar de que ya Platón investigó la relación entre ésta y las matemáticas. Incluso los propios superdotados pueden dudar de su creatividad por no tener intereses “artísticos” comunes, y a lo mejor, no entienden, por ejemplo, que combinar diferentes elementos en un orden antes no concebido cuando están formulando una hipótesis científica, sea, algo creativo, porque esos elementos ya existían… ¡pero no esa combinación!
Howard Gardner apuntaba que, “si la inteligencia es plural, la creatividad también lo es. Así como no hay un único tipo de inteligencia, tampoco puede haber un único tipo de creatividad.”
Y es aquí donde fallarían las pruebas estandarizadas que actualmente miden la creatividad, como en su momento fallaron las pruebas de inteligencia centrándose sobre todo en evaluar La Inteligencia Lógico-Matemática o el Razonamiento formal. Otro obstáculo más en el diagnóstico de las Altas Capacidades.
De lo cuantitativo a lo cualitativo
La superdotación incluye a la mayor parte de las capacidades intelectuales; eso es posible porque la mayoría de las capacidades comparten subprocesos cognitivos, los cuales se encontrarían “aumentados” al tener un CI mayor. Ahora supongamos que los procesos mentales cualitativamente distintos se adquieren por inteligencia cuantitativamente mayor o menor de base. Por ejemplo, supongamos que tengo que elegir una alternativa para tomar una decisión y sobrevivir. Mi inteligencia “aumentada” puede provocar que las posibilidades/alternativas al problema, aparezcan de forma rápida y numerosa. La memoria “aumentada” acerca de experiencias en situaciones similares, puede ayudarme a clasificar las opciones más probables y relevantes, aparte de la capacidad de observación “aumentada” y una mayor sensibilidad con el entorno. Además, es posible que se me ocurran nuevas alternativas que me aseguren la supervivencia, si las existentes no son suficiente. Todos estos procesos en su conjunto, por tanto, pueden dar lugar a un comportamiento cualitativamente distinto. Sin obviar variables no cognitivas que influyen a la hora de tomar dicha decisión, que no estamos mencionando.
Por tanto, dejemos de ver a las personas más o menos y veámoslas diferentes. El gris no es medio blanco y medio negro, es gris.
¿Cómo actuar con un niño superdotado?
Si por parte de los padres o educadores se detecta pronto que su hijo o alumno es un niño superdotado o un niño con altas capacidades, podrá recibir la atención y los apoyos adecuados desde el principio para su correcto desarrollo.
Cuando no es así, lo que ocurre en la mayoría de los casos, el niño superdotado se empieza a sentir diferente muy pronto. Por una parte, su comportamiento es distinto a lo que están acostumbrados sus padres o sus educadores, más brillante, muy sensible (los superdotados pueden ser muy sensibles), más respondón, más rebelde también, hiperactivo (muchos superdotados son diagnosticados con TDAH), curioso y, a menudo, incontrolable.
Por lo ya mencionado, el niño superdotado se siente diferente de sus compañeros de clase, sus intereses suelen ser distintos y, por tanto, sus juegos y sus conversaciones le convierten pronto en alguien distinto, raro. Alguien que discute sobre filosofía a los 10 años o que discrepa del papel de la mujer en la familia cuando tan solo tiene 8 años, puede convertirse en raro, impopular y objeto de burlas por el resto de los niños. No es, por tanto, poco frecuente la relación entre superdotados y acoso escolar, un vínculo lamentable al que si no se le presta atención puede desembocar en consecuencias más graves.
Y como ocurre con todo lo diferente, genera rechazo; rechazo por falta de entendimiento mutuo. Los niños superdotados tienen unos intereses que sus compañeros no comprenden y ellos tampoco comprenden los intereses de sus compañeros, ya que les parecen demasiado infantiles. La tendencia más habitual es al aislamiento en la clase, aislamiento interior, al menos, porque suelen aprender a disimular e intentar pasar desapercibidos.
Rechazo por su brillantez o fracaso escolar
A veces a ello se une la brillantez escolar, el que saque muy buenas notas y, por lo tanto, los profesores lo destaquen públicamente, lo que genera el rechazo del empollón. La consecuencia más habitual es que los niños superdotados o con altas capacidades dejan de sacar buenas notas a propósito con el único objetivo de no destacar, este es el caso más frecuente cuando hablamos de niñas superdotadas, quienes suelen intentar pasar desapercibidas y lo consiguen hasta tal punto que, en muchas ocasiones, ni sus propios padres sospechan que también son superdotadas.
También puede ocurrir que por falta de motivación tengan un rendimiento mínimo y a la falta de integración con sus compañeros se una el rechazo de los profesores, lo que suele desembocar en que estos niños superdotados sufran fracaso escolar con más frecuencia que la media. En muchos casos, estas reacciones no consiguen que el resto de niños les vean con otros ojos, por lo que la situación puede derivar en acoso escolar o bullying.
Los niños superdotados necesitan apoyo
Con todo ello, sobrevivir en la escuela es, cuanto menos, complicado. Desarrollarse y crecer con un buen grado de autoestima en un ambiente en el que el niño superdotado se siente incomprendido en general es complicado, y por ello el apoyo emocional, el cariño y la estabilidad que le ofrezcan los adultos que le rodean, y en especial los padres de estos niños superdotados, es fundamental.
La identificación cuanto antes de las altas capacidades y la superdotación es muy importante. Si se detecta temprano que el niño es superdotado y tanto él como sus padres reciben la orientación adecuada por psicólogos expertos en superdotación y altas capacidades, y si además se cuenta con el apoyo y la comprensión de los profesores, la escuela puede ser un lugar estupendo para que el niño superdotado crezca y disfrute como cualquier otro niño.
¿Cómo identificarlos? Si cree que su hijo puede ser superdotado o tener alta capacidad nuestro primer consejo es confirmarlo poniéndose en contacto con nuestro Gabinete de Expertos en Superdotación y altas capacidades pidiendo una cita en el 914317061 y salir de dudas.
Autoras:
Alejandra García Mañas y Carmen Sanz Chacón.
Bibliografía
– “The Sleeping Dragon”, Texto extraído del libro “Giftedness 101, The Psych 101 Series”. Linda Kreger Silverman. 2013., Capítulo 1 “The invisible Gifts”.
– Sharon Lind “Overexcitability and the gifted”
– Dabrowski, K. (1972). Psychoneurosis is not an illness. London: Gryf. (Out of print)
– Dabrowski, K & Piechowski, M.M. (1977). Theory of levels of emotional development (Vols.1 & 2). Oceanside, NY: Dabor Science. (Out of print)
– Faber, A. & Mazlish, E. (1980). How to talk so kids will listen, and listen so kids will talk. New York: Avon.