El “estres” y el mundo infantil
En nuestra sociedad actual estamos acostumbrados a utilizar la palabra estrés para justificar ciertos síntomas que nos producen incomodidad y malestar en el día a día (dolores de espalda, de cabeza, problemas digestivos, alteraciones de la piel, pérdida de cabello…). Pero en realidad ¿a qué nos referimos cuando hablamos de estrés?
El estrés es un proceso fisiológico y mental que se pone en marcha cuando percibimos una situación o acontecimiento como perjudicial o amenazador para el funcionamiento del cuerpo o el bienestar personal.
No siempre los seres humanos somos capaces de soportar las exigencias de los contextos en los que nos desenvolvemos. Cuando esa capacidad se ve superada se ponen en marcha todos los procesos derivados del estrés. En ocasiones, el estímulo estresor es intenso y produce un daño profundo y en otros casos el estímulo estresor es leve y, su constancia en el tiempo, es lo que provoca el daño, tanto físico como psicológico.
El estrés no siempre es un proceso negativo; en ocasiones se desencadena como un factor protector que nos alerta frente a determinadas amenazas y presenta una buena ocasión para poner en marcha recursos personales desconocidos que fortalecen a la persona.
¿Qué estímulos provocan más estrés en los niños?
No todos los posibles estresores producen la misma reacción en todos los niños, pero sí sabemos que determinadas situaciones favorecen que se desencadene el estrés. Entre ellas tenemos cambios en el entorno físico debido a catástrofes naturales (tormentas, terremotos, incendios, ..), cambios en el entorno familiar (divorcio, muerte de un ser querido, cambio de domicilio,…), cambios sociales (conflictos con amigos, en el trabajo, en la escuela, …) cambios propios de las exigencias de la edad, sobretodo referido a los niños y adolescentes que deben adaptarse continuamente a las novedades y obligaciones del entorno escolar. No quiero olvidarme del ajetreo diario derivado del cumplimiento de horarios y obligaciones que está presente todos los días.
¿Qué factores influyen en la aparición del estrés?
Sabemos que no todas las personas responden de la misma manera a posibles estímulos estresores. Una situación puede resultar amenazante para algunos y para otros puede ser motivadora. Esto es así debido principalmente a la manera en que percibe y evalúa el suceso y a las capacidades que el sujeto considera que tiene para afrontarlo. También tiene gran importancia hacia donde se dirige el foco de atención, los recursos personales que pone en juego ante la situación que se ha desatado y los apoyos externos con los que cuenta para manejarla con éxito.
¿Cuáles son las respuestas fisiológicas que se desencadenan?
Ante una amenaza puntual del entorno el cuerpo libera adrenalina, que no es más que una hormona que orienta al sujeto hacia conductas de huida, evitación o lucha, para protegerlo del posible peligro que ha percibido. Rápidamente los sentidos se agudizan y el pensamiento busca soluciones. Aumentan los niveles energéticos y se implican y afectan el sistema cardiovascular, el sistema gastrointestinal y el sistema inmunológico. A continuación viene una etapa de relajamiento en la que se recuperan los niveles normales y los sujetos sienten alivio físico y emocional.
Algo diferente sucede cuando los estímulos estresores son leves y continuos, ya que se mantiene durante períodos largos de tiempo un nivel superior a lo normal de adrenalina, lo que conlleva un alto requerimiento energético y un desequilibrio en el funcionamiento de diferentes órganos. Como consecuencia se manifiestan en los niños ciertos síntomas como tics, trastornos del sueño, pesadillas, fatiga, dolores de cabeza, fiebre, irritabilidad, ansias de comer, inquietud , dificultad para concentrarse, incapacidad para controlar las emociones, terquedad, agresividad,…
Es necesario, por tanto, estar muy receptivos a todos los síntomas presentes en los niños para poder hacer cambios en el entorno y ofrecerles recursos para desarrollar habilidades adaptativas ante los estresores.
Dolores Armas Vázquez
Colaboración dominical especial de la Asociación de Pedagogía de Galicia “APEGA” con Carriola de Marín