¿Cómo mantener la atención en las clases online?
La pandemia ha cambiado nuestra vida a niveles que nunca nos habíamos imaginado, tanto es así que en las clases a partir de la “ESO” hay muchos adolescentes que pasan la mitad de su jornada escolar en casa frente a una pantalla realizando “teleformación”.
¿Qué nos dicen los chicos y las chicas que viven esa situación? La respuesta es unánime, cuando se tienen que conectar y tener las clases online, les cuesta mucho más permanecer atentos y se despistan con mucha facilidad. La gestión del rendimiento es diferente en esta modalidad, y es algo que también les ocurre a los estudiantes universitarios e incluso a los profesores. A todos nos cuesta concentrarnos más cuando la clase es online. El sistema es efectivo, se llegan a transferir los conocimientos, pero a costa de un mayor esfuerzo por parte de todos, docentes y alumnos.
¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra concentración en el formato de clases online?
Os proponemos las siguientes estrategias para poder trabajar tanto con vuestros hijos como con vuestros alumnos:
Toma conciencia:
Los cambios y la instauración de nuevos hábitos son mucho más efectivos cuando se hace desde el convencimiento, desde el conocimiento de que es bueno para mí y para mis estudios. Por eso lo primero que podemos aconsejarles es:
- Párate y observa con qué te estás distrayendo. Incluso lo puedes apuntar, para ser conscientes de los cambios que se deben realizar. Por ejemplo, la mayor parte de los estudiantes nos cuentan que tener el móvil durante las clases, les hace prestar más atención a las conversaciones que tienen por WhatsApp o a las redes sociales que a lo que dice el profesor.
Otra cuestión que también suele distraer es el tema de la comida. Muchos estudiantes, en lugar de almorzar en el tiempo establecido, cuando tienen las clases online no dejar de picar delante de la pantalla.
- Pedirles que lo observen durante unos días, ya que el cambio es mucho más efectivo cuando somos conscientes de lo que nos distrae y desde esa consciencia y autoconvencimiento es la propia persona la que decide hacerlo. Cuando las cosas vienen impuestas por la familia o los docentes todo se complica más.
Cambia hábitos
Muchos niños y adolescentes, cuando no tienen las clases presenciales cambian sus rutinas, y eso les hace perder capacidad de concentración. Están más perdidos y rinden mucho menos en sus estudios. Por tanto:
- Levántate a la misma hora que para las clases presenciales y mantén la misma rutina de desayuno y almuerzo, nada de no desayunar e ir picando delante de la pantalla.
- Vístete para estar en clase, no es bueno quedarse en pijama. Cuando nos quedamos en pijama nuestro cerebro identifica, o que estamos enfermos, o que vamos a dormir, así que es mucho más aconsejable vestirse, puede ser con ropa cómoda, pero siempre vestido.+
- Una vez hecho el ejercicio de autoobservación habremos llegado al convencimiento de que el móvil es un elemento distractor, así que es el momento de dejarlo fuera y por supuesto, nada de abrir las redes sociales en el ordenador. Deja abierta sólo la pantalla de la clase.
- Otro punto importante es caer en la cuenta ¿Cómo te hablas antes de empezar la clase? Lo habitual puede ser… “qué rollo”, “no me apetece…” prueba a cambiar tu discurso negativo por uno objetivo y neutro. “Hoy tengo clase de lengua, y vamos a dar esta materia y voy a estar atento y concentrado”.
- Puedes ir cogiendo apuntes mientras el profesor o la profesora habla, de esa forma es más fácil mantener la atención.
La motivación
Muchos chicos y chicas pierden la motivación cuando la clase es online, por eso es importante conocer cómo podemos ayudarles.
Para eso es fundamental observar el tipo de mensajes que les estamos dando ¿Puedes o no puedes? En ocasiones los propios adultos les trasmitimos que no son buenos en una asignatura, o que son vagos o irresponsables, y sin quererlo les estamos condicionando. Los chicos no funcionan bien con las etiquetas, dado que se mimetizan con ellas, se convencen de que son así y no intentan cambiar. Por eso es importante ajustar nuestro discurso y lanzar mensajes positivos a la par que objetivos, como, por ejemplo, “las matemáticas te cuestan más, pero con esfuerzo lo puedes conseguir”.
Se trata de cambiar el diálogo interno negativo y en ocasiones lleno de ideas auto limitantes por una frase que nos pueda motivar, que ayude a sacar nuestra mejor versión. Generar lo que los psicólogos llamamos una “autoinstrucción”. Cada persona debe de elegir la suya, sabiendo que para que funcione debe ser verdad, enunciada en positivo y personalizada. “Yo puedo”, “si me esfuerzo puedo con todo”, podían ser buenos ejemplos, también podemos rescatar alguna versión más cinematográfica como “Que la fuerce esté contigo”. Puede parecer algo muy superfluo, pero de esta forma trasmitimos nuestra confianza y nuestra energía a nuestros hijos y alumnos.
Seamos realistas, las clases online suponen un mayor esfuerzo para todos, profesores y alumnos. Implican tener que generar más estrategias para mantener la atención y más trabajo personal, pero conociendo cómo hacerlo es posible sacarles mucho más rendimiento.