¿Capricho o necesidad?
Hoy en día, existe un comportamiento más caprichoso en los niños del que manifestaban los menores de otras generaciones. Es cierto que coinciden factores causantes de esta manera de actuar, como por ejemplo vivir en una sociedad hedonista con valores que realzan modelos no demasiado generosos, o la falta de normas y límites necesarios para su desarrollo en los diversos ámbitos de la vida. También encontramos niños con necesidad de socialización. La ausencia de relación con iguales implica que el niño sea constantemente el centro de atención de los adultos y que no esté acostumbrado a compartir las cosas con los demás ni a aceptar otros puntos de vista distintos al suyo.
Palabras como “lo quiero ya” o “lo necesito ya” son algunas de las que más gustan a nuestros hijos. Parece como si la compra de un juguete, una camiseta de moda o de un dispositivo de la tecnología más puntera fuera un asunto prioritario y urgentísimo para ellos… Ya desde el nacimiento empiezan a demandar utilizando el llanto, pues es el único medio que tienen para comunicarse. A los pocos meses de vida, comenzarán a fijarse en todos los objetos que les rodean surgiendo el deseo de posesión de éstos. Desde muy pequeños empezarán a demandarnos multitud de cosas que no necesitan, y para conseguirlo utilizarán diferentes tipos de estrategias.
¿Creemos que son caprichosos? ¿Les enseñamos a distinguir entre lo necesario y lo prescindible? Mostrarse caprichoso/a es algo común y muy habitual en determinados momentos de la vida de un niño pero, ¿qué ocurre si es habitual?
En la infancia, los más pequeños se fascinan ante objetos nuevos que les llaman la atención, por tanto el pedir la mayoría de las cosas que descubren es una actitud muy generalizada e incluso a acompañada de rabieta. El problema se acentúa cuando continúan con esta forma de actuar a medida que crecen… Nuestra respuesta como padres va a ser determinante desde los primeros momentos para que no se prolongue en el tiempo.
Diferenciar entre capricho y necesidad
En ocasiones nos sorprendemos diciendo “No valora lo que tiene y siempre quiere más”… Cuando el niño es esclavo del capricho es incapaz de reprimir sus deseos y exige que los adultos estén pendientes para poder satisfacerlos. Al principio de manera impulsiva sin embargo, a medida que crece, los caprichos se vuelven más reflexivos y responden a un aprendizaje previo de que cualquier cosa que pida, se le concederá. Hoy en día conocemos a muchas familias que han llegado a este extremo por una actitud permisiva, carente de normas y límites ante las continuas exigencias de del pequeño.
Los niños son persistentes en sus demandas y a veces se nos hace muy difícil aguantar en una postura firme; no obstante, si al final cedemos a sus deseos, les estaremos dando permiso para de que pueden conseguir cualquier cosa de nosotros si se muestran lo suficientemente persistentes.
Por tanto, enseñar a nuestros hijos a distinguir lo verdaderamente necesario de lo accesorio conlleva educación y autocontrol para regular el propio comportamiento o la planificación y logro de objetivos. Aprender la capacidad de diferenciar entre datos relevantes y no relevantes, interiorizar su propio comportamiento, usar el razonamiento lógico, el pensamiento hipotético, la categorización, es decir… una gran cantidad de habilidades cognitivas que ayudan a ralentizar la gratificación inmediata y poder tomar una decisión basada en la reflexión.
Es importante porque aprenden a:
- Planificar para lograr objetivos
- Regular su comportamiento
- Distinguir características relevantes de las que no lo son
- Aplazar recompensas
- Manejar la frustración
- Valorar lo que tienen
- Priorizar necesidades
Cuando son caprichosos se muestran obstinados, tozudos, infelices, insatisfechos, celosos, con baja tolerancia a la frustración, no valoran las cosas, llaman continuamente la atención, se cansan, reclaman cosas nuevas continuamente…
Preguntas clave para saber si es un capricho
Posteriormente y eligiendo un momento del día en el que nuestro hijo esté más receptivo, podemos averiguar si ha comprendido la diferencia entre capricho y necesidad formulando preguntas suaves y adaptadas a su nivel de maduración
- ¿Por qué lo quieres este juguete?
- ¿Qué pasaría si no pudieras tenerlo ahora?
- ¿Por qué es tan importante para ti?
- ¿Cómo te sentirías si pudieras tenerlo dentro de unas semanas?
Consejos contra los caprichos:– Poner normas y límites a tiempo
– Cumplir ciertas normas y hábitos – Ser firmes con las rutinas – No premiar comportamientos inadecuados – Técnica del despiste y la búsqueda de alternativas atractivas – Actuación exactamente igual de los dos progenitores – Explicación de excepciones en el caso de que existieran (familiares, amigos que sean más permisivos con sus caprichos…) – Valoración del esfuerzo (lograr un objetivo o realizar una tarea para conseguir el capricho) – Evitar que tenga demasiados regalos |
¿Cómo enseñarles a diferenciar entre el capricho y la necesidad?
Ya tenemos claro que no es lo mismo un capricho que una necesidad, no es lo mismo querer un juguete que necesitar una cama para dormir o ropa para vestirse… Algunos trucos:
- Escribir una lista de cosas que quiere pero no puede tener en el momento. Lo más probable es que con el paso del tiempo esa necesidad disminuya y llegado el momento ya no lo quiera.
- Anímame a que ayude a hacer la lista de la compra para que aprenda planificación, autocontrol y prioridades.
- Manejar el dinero, una vez que llegue a la edad adecuada le ayudará a ser responsable. Puede guardar en sobrecitos diferentes el dinero para ahorrar y el dinero para gastar… teniendo en cuenta también que en ocasiones tendrá que compartir algo de su dinero para, por ejemplo, hacer un regalo de cumpleaños…