Familias colaboradoras: Un estudio sobre familias, infancia y adolescencia tutelada y procesos en la colaboración
En la familia hay amor, convivencia, solidaridad; en ella aprendemos nuestras primeras palabras y a sentir y demostrar el cariño. Encontramos la mano que nos acaricia, que nos da seguridad y calma nuestras necesidades y miedos… Pero también se pueden dar conflictos y en ella experimentar el abandono, el rechazo, sentirnos atrapados, no crecer como personas. El sufrimiento que esto genera se agrava especialmente en la infancia y suele provocar sentimientos de insatisfacción e infelicidad que pueden acompañar a lo largo de toda nuestra vida.
Cuando la familia se convierte en una fuente de dolor y deja de ser elmejor espacio de crecimiento y felicidad para un niño o una niña, no es solo nuestro deber como Administración de la Junta de Andalucía sino también nuestro compromiso como sociedad, el cuidar de lo más preciado que tenemos, protegiendo y proporcionando la mejor alternativa para su bienestar y felicidad. Tenemos el pleno convencimiento de que para lograrlo la mejor opción es que se integren en otra familia, en una familia que pueda aportarles el amor y el cuidado que la suya biológica no pudo o no supo darles.
Encontrar la familia más adecuada para nuestros niños y niñas que han vivido situaciones tan difíciles en sus primeros años es un reto complejo que requiere no solo de nuestros conocimientos y esfuerzos, sino también de la colaboración social. Las familias acogedoras juegan un papel fundamental en el sistema de protección de menores y cuentan con todo nuestro apoyo y reconocimiento, ya que este acto de generosidad implica, no solo abrir las puertas de la casa, sino también los brazos y el corazón de cada uno de los miembros de la familia.