¿Sabemos reconocer lo que nuestro hijo siente cuando llora?
La perspectiva que tiene nuestro hijo del entorno es muy diferente a la nuestra, algo que para nosotros no significa nada puede ser todo un mundo visto desde sus ojos. En muchas ocasiones, lo primero que pensamos es que llora para salirse con la suya, si bien es muy cierto que observando a los adultos y poniéndolos a prueba aprenderá cuáles son sus puntos débiles para utilizarlos a su favor. Llorar, en ocasiones, puede convertirse en su herramienta para afrontar sus problemas cotidianos (lloriqueará cuando llegue la hora de dormir si no tiene sueño, si se le cae la comida al suelo…) Debemos considerar que se trata de la expresión de un estado de ánimo aunque a nosotros esto nos perturbe, que se trata de la expresión de un determinado sentimiento aunque nosotros estemos cansados ya de escucharlo, pues cuando escuchamos llorar nos ponemos nerviosos y si continuamos oyéndolo lo más probable es que nos irritemos cada vez más. El llanto, durante los primeros años, es una forma de comunicación. A medida que va creciendo, a veces es difícil saber qué hacer o decir cuando lloran, para esto es mejor descubrir el motivo que ha desencadenado ese estado de ánimo y decidir cómo consolar al niño.
Abrazar a nuestro hijo y consolarlo no tiene nada que ver con malcriarlo, es importante tomarse en serio su dolor ayudarlo a gestionar sus emociones. Cuando reconocemos lo que siente le ayudamos a crecer a partir de los problemas. Si decimos a nuestro hijo que deje de llorar, no dejará de hacerlo; necesita nuestro acogimiento; el llanto le permite liberarse de manera natural y saludable, es sano.
El significado del llanto
El llanto es un medio para acaparar nuestra atención con la finalidad de comunicarnos algo. En primer lugar intentaremos que él comprenda que hemos captado su necesidad de atención, y después intentaremos descifrar el lenguaje del llanto acompañado del gestual para saber qué nos quiere decir; por tanto, y para hacer las cosas más fáciles y proceder de una manera más oportuna desde el punto de vista pedagógico, nos calmaremos. Y después empezaremos e entender qué está pasando y por qué llora.
En gran número de ocasiones aparece el sentimiento de culpa porque el niño llora y no sabemos qué le ocurre. Cuando no sepamos las causas, aunque hayamos intentado adivinarlas por todos los medios, es importante consolar a nuestro hijo, acogerlo e intentar relajarnos. Más tarde, intentaremos ponernos en el lugar del niño para interpretar su llanto.
El llanto del bebé
Existen ciertos detalles en el comportamiento y en el llanto de los niños y niñas que nos podrán orientar sobre las causas que determinan que, precisamente, se pongan a llorar:
– Cuando tiene hambre: Empieza poquito a poco, se chupa las manos o se muerde los puños y empieza a subir en intensidad hasta prácticamente gritar de manera muy estridente.
– Cuando siente dolor: Presenta un gemido prolongado, con tono bastante agudo… hace alguna pausa y repite.
– Cuando está nervioso: Se mueve mucho, no hace caso a los adultos y gimotea fuertemente.
– Cuando tiene sueño: No quiere que le hablen, muestra cierta inquietud, con un gemido relativamente suave; se enfada si se le distrae y busca algo para chupar.
– Cuando quiere que le acunen: Gemidos cortitos en volumen ascendente que acaban cesando cuando se le abraza y se le balancea.
– Cuando está enfadado: Puños cerrados, cara enrojecida, expresión de irritación, gime de forma quejicosa y con respiración entrecortada.
¿Qué podemos hacer? | Acunarlo boca abajo para aliviar el dolor de tripa, nuestra mano estará en su abdomen. |
Ofrecerle nuestro dedo o el chupete para que succione y se calme. | |
Darle un masajito en la espalda para eliminar los gases y relajarlo a la hora de dormir. | |
Ofrecerle el pecho para amamantarlo. | |
Apoyarlo en nuestro hombro con la cabecita rozando nuestro rostro para que sienta nuestra piel. | |
Abrazarlo y acariciarlo. | |
Envolverlo en su mantita para que se sienta abrigado, caliente y protegido. | |
Intentar que no transcurra mucho tiempo desde el comienzo del llanto hasta acudir a su llamada, de esta manera será menos difícil que se calme. |
Va creciendo… ¿cómo entender su llanto?
- Iremos anotando cuándo se produce su llanto, esto es, si coincide con un hecho determinado como la hora de irse a la cama o de hacer los deberes… en estos casos el problema suele estar relacionado con la aceptación de los límites. Por tanto, formularemos normas claras, consensuadas y sin variaciones explicándoselas de forma sencilla y cumpliendo con nuestro ejemplo.
- Prestaremos especial atención a quién está delante cuando llora, por si pudiéramos establecer ciertas relaciones causa-efecto.
- Tendremos en cuenta las consecuencias de cada uno de los episodios de llanto, si está consiguiendo lo que quiere y nos gana y ofreceremos alternativas sobre lo que se puede hacer o modificar en cada situación.
Expresiones que brindan apoyo emocional
Si le decimos: “Deja de llorar”, “Para ya”, “No te comportes como un bebé”, “Como no pares de llorar, vas a llorar con razón”… Estas expresiones solo contribuirán a que nuestro hijo se sienta peor y, además, incomprendido emocionalmente.
En estos casos podemos ofrecer frases de apoyo emocional desde la empatía… nosotros nos sentiremos mejor y él se encontrará comprendido y respetado. No es conveniente restar importancia al llanto aunque desconozcamos su causa, puede que detrás de él se esconda un problema que en numerosas ocasiones el niño no está maduro para manejar y enfrentar.
Os dejamos una serie de frases para los momentos más delicados, en todas ellas acogemos la emoción que vive nuestro hijo desde el reconocimiento de sus sentimientos:
- ¿En qué te puedo ayudar?
- Veo que estás molesto/a…
- Si no puede ser ahora… ¿tal vez luego?
- Estoy aquí para ti, te escucho…
- Entiendo que te sientas mal…
- Llora cuanto necesites…
- Volveré más tarde…
- Lo siento…
- Mañana verás todo esto de manera diferente…
- Te entiendo, tranquilo/a…
- Te ayudaré a resolverlo, lo haremos juntos…
- Sé que te encuentras cansado/a…